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Los Suns destrozan a los Blazers, pero resurge una 'chispita' de Rudy


No hay que engañarse: los Portland Trail Blazers nunca tuvieron opción de ganar a los Suns (más 29 al descanso), pero si alguna luz vieron, fue con el resurgir de Rudy: tres triples seguidos mediado el último cuarto acercaron a su equipo a 11 a cinco minutos del final. El mallorquín mostró en un chispazo todo su genio.
Tenemos que contar el partido, y vamos a quitárnoslo de en medio enseguida: los Suns juegan a otra velocidad, en sentido literal y figurado, y aplastaron a unos Blazers que no resistieron ni el primer asalto. Curiosamente, los Blazers se vieron claramente superados por su rival en defensa, donde los de Alvin Gentry se mostraron más intensos y con más variantes. La diferencia se fue haciendo escandalosa hasta que, al borde del descanso, llegó a los 31 puntos. La lesión de Batum, que esta vez parece definitiva, ahonda más el hoyo en el que se está metiendo Portland en estos playoffs por culpa de las lesiones.
El festival lo comandaba Steve Nash (y sin estar especialmente brillante) y lo ejecutaba un jason Richardson que está, sin duda, en el momento más dulce de su carrera profesional. Acabó con 42 puntazos, 8/12 en triples y la sensación de que, jugando con Nash, es imparable. El canadiense le facilita tiros cómodos y la buena circulación de balón hace que nunca haga un tiro forzado. En su estado de gracia, eso es pasaporte a anotaciones así de escandalosas.
Con el partido acabado al descanso, quizá destacar la frustración de los Blazers (soltaron alguna mano de más) y el pique de LaMarcus Aldridge con Amaré Stoudemire, que le lanzó un codazo injustificado. Bueno, y si hay algo más que destacar es el final de Rudy Fernández...
Y resurgió (un poquito) Rudy FernándezNo es sólo la perspectiva española de la crónica: cualquiera destacaría lo que Rudy hizo en el último cuarto. Tras estar todo el partido con la habitual falta de acierto (aunque lo intentó mucho más desde el comienzo), regresó a la pista cuando nadie lo esperaba, a ocho minutos del final, y la lió.

En un chispazo, tres triples descomunales, con esas manos rápidas que enamoran a cualquiera y que hacía tanto que no las veíamos. Fue la única vez que los Blazers se vieron superiores a los Suns: se pusieron a 11 (80-91 a 5:24 del final) y creyeron en la victoria, o eso parecía.
No hubo lugar. Rudy falló su cuarto intento seguido (luego metería otro con el partido acabado), y seis tiros libres seguidos de los Suns acabaron con el asunto. Como siempre en estos casos, esto puede ser un destello y un espejismo o algo que recordar. ¿El día en que Rudy volvió a ser Rudy? Por lo menos, vamos a ver esta serie con otros ojos a partir de ahora.